Diego Rivera ordenó que los sanitarios de la Casa Azul de Frida Kahlo se convirtieran en una especie de bodega y guardaron muchos secretos.
El 14 de diciembre de 2023, en un esfuerzo por mantener “viva” la memoria del Museo Frida Kahlo, en los jardines de la Casa Azul se depositó una cápsula del tiempo, que fue el cierre de actividades de las celebraciones por los 65 años de la apertura del espacio como sede cultural.
La caja de metal, que fue muy complicada de cerrar para los encargados de la tarea, contiene elementos fundamentales para la historia del que fue el hogar de la máxima pintora mexicana, como un recuento de todos los festejos que se realizaron este año en sus salas por su sexagésimo quinto aniversario.
Además, para el futuro se depositaron una serie de escritos de amigos, miembros del Comité Técnico, fiduciarios del Banco de México, staff, visitantes y de Cristina Kahlo, sobrina nieta de Frida, imaginando cómo será este lugar en el 2058, cuando se abra la cápsula de tiempo y se conmemoren los 100 años del recinto museográfico.
“Fue una reflexión de cómo viven el Museo Frida Kahlo y cómo piensan que será dentro de 35 años. Fue una invitación a soñar, imaginar, idear, acerca del futuro de este espacio, cuando cumpla 100 años”, comentó la directiva, con un visible tono en su voz de amor y expectativa por lo que viene.
¿Qué tesoros se guardaron en la cápsula del tiempo?
Entre lo que se guardó en el contenedor, que tenía grabada la frase: “Que su apertura sea un puente entre generaciones, uniendo las memorias con los anhelos por venir”, hubo algo de particular importancia, los recortes de las notas periodísticas que dieron cuenta del momento en que se abrieron los baños de la Casa Azul.
¿Por qué uno momento así quiere ser preservado? La explicación la ofreció Perla Labarthe Álvarez, directora del Museo Frida Kahlo. “El contenido de esta caja es muy simbólico para nosotros, hicimos una revisión de nuestro pasado, de estas seis décadas de historia que tenemos hasta el momento”, dijo.
En entrevista con Chilango, Labarthe Álvarez detalló por qué se quiso guardar con tanta estima el momento en el que los sanitarios fueron abiertos: “Pusimos documentos, notas de periódico y fotografías que son testimonio de este momento histórico tan importante para nosotros. En 2004 fue esta apretura.
“Muchos de los objetos resguardados, por la instrucciones de Diego Rivera, que estaban en baños de esta casa salieron a la luz, había documentos, fotografías, objetos personales y medicinas que nos dieron nueva luz acerca de Frida y Diego”, detalló Perla con gran emoción.
De acuerdo con Labarthe Álvarez cada pieza encontrada en los lavabos les permitió a ella y los expertos del museo tener nuevos caminos. “Ese momento tan significativo para nosotros, ese descubrimiento, nos permitió reflexionar en torno a estos dos grandes artistas y hacer nuevas exposiciones o publicaciones”, aceptó.
Esas nuevas revisiones a la vida de Kahlo y Rivera con los artículos que usaron y que después decidieron guardar han “tenido vida más allá de nuestros muros azules, se han convertido en exposiciones que iniciaron en esta casa, pero que hoy viajan por muchos países del mundo”, compartió Perla.
Una labor de protección
Labarthe Álvarez está feliz de poder ser la cabeza que guía la labor de preservación de un sitio que es tan importante para los mexicanos y los extranjeros, y con esta cápsula cumplió con una oportunidad de investigación, así como de profundizar en la historia de la icónica Casa Azul.
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“Conociendo la historia de esta casa, nos permite también entender más la historia de Frida Kahlo, de quien hay tanto que admirar, definitivamente yo admiro la capacidad artística que tuvo, la maravillosa manera de plasmar en una imagen, tantas ideas y sentimientos que comunican un estado, de manera muy generosa.
“Frida nos comparte su vida, historia, pensamientos, sentimientos y reflexiones de manera muy generosa y a mí el impacto que tienen sus obras, las imágenes que produce me parecen fantásticas y es admirable como persona, esta casa está dedicada al personaje en su parte más cotidiana”, agregó Perla.
Para la directora, que la gente tenga la posibilidad de seguir visitando este espacio y de ahora ser parte vívida de su futuro en tres décadas, cuando se abra la cápsula, es una forma de “entender más a Kahlo, a las personas que tuvo cerca. Como ella es tan autobiográfica, conocer su vida es entender su obra”.
Así Labarthe Álvarez y su equipo cumplen con su esfuerzo de conectar la casa y a Frida misma, con los objetos entrañables que se resguardan en el museo. “Hoy nos inspira para seguir haciendo exposiciones, talleres, actividades para compartir el gran legado de Frida Kahlo con nuestros visitantes”, finalizó.
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