No voy a pedirle a nadie que me crea se estrenó en durante el Festival Internacional de Cine de Morelia y dejó un gran sabor de boca.
No voy a pedirle a nadie que me crea es, en primera instancia, una novela mexicana, ahora una película, y también una historia que aunque el autor advierte que podría ser increíble, te deja con la sensación de que hay una pequeña posibilidad de que sí fue real.
Para quienes no están familiarizadxs, la historia de la película dirigida por Fernando Frías (Ya no estoy aquí) esta basada en el libro homónimo del escritor mexicano Juan Pablo Villalobos; y cuya premisa es que se trata de una autobiografía “ficcional” del autor, -sí entre comillas, porque hay momentos que para nada parecen ficción-.
Esta producción tiene como protagonistas a Darío Yazbek quien da vida a Villalobos y Natalia Solián como Valentina, novia del escritor. Pero también cuenta con la refrescante participación del actor Alexis Ayala, cuya actuación deja un excelente sabor de boca y hasta me atrevería a decir que es parte esencial.
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¿De qué va la historia de No voy a pedirle a nadie que me crea?
Como ya mencionamos, No voy a pedirle a nadie que me crea esta basada en el libro de Juan Pablo Villalobos, en el que cuenta la historia de una serie de eventos extraños y nada creíbles que le suceden previo a irse a estudiar un doctorado en Barcelona y que también definirán su estancia en esa ciudad.
Juan Pablo consigue irse a estudiar a Europa, acompañado de su novia Valentina, y justo unos días antes de cruzar el charco, se ve forzado a trabajar para una red criminal mexicana. Una “relación laboral” que lo persigue hasta España y que lo inspira a escribir la novela que siempre quiso hacer.
A lo largo de la historia, la vida de Villalobos toma rumbos cada vez más absurdos y siniestros, que en algún punto te hacen pensar en lo irreal de la historia, y al mismo tiempo que puede ser verdad.
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El regreso de Fernando Frías con el estilo que ya lo representa
Después de su arrasador éxito con Ya no estoy aquí, Fernando Frías regresa a la pantalla grande con la adaptación de No voy a pedirle a nadie que me crea. En entrevista con Chilango, el director nos cuenta que si bien al inicio solo se sentía atrapado por la historia sin saber por qué, después entendió qué era lo atractivo de llevarla al cine.
“Me di cuenta que tiene el choque cultural, la posibilidad de ir a filmar a otro lugar y entonces ver las cosas con ojos frescos. La sensación integral de como es (la historia) tiene humor, pero tiene tragedia, un poco de todo. Lo atrevido para desafiar las estructuras clásicas, narrativas y desde dónde se pueden contar historias, pues en lugar de mostrar a las mexicanos buscando la aprobación de los europeos, habla desde nuestra perspectiva de ellos en su cancha, y el final sobretodo“, reflexiona Frías respecto a la narrativa que construye en su película.
En cuanto a si fue difícil para él adaptar esta alucinante historia, Fernando asegura que lo fue en el sentido de que dejó fuera muchas cosas que no le hubiera gustado.
La muy interesante participación de Alexis Ayala en No voy a pedirle a nadie que me crea
No voy a pedirle a nadie que me crea, tiene la participación de actores que actualmente han estado en proyectos importantes del cine como Darío Yazbek, Natalia Solián, incluso la española Anna Castillo, pero destaca la elección de Alexis Ayala como el antagonista de esta historia.
Y es que aceptémoslo, no existe villano más mexicano que un villano de telenovela y en ese sentido Alexis es uno de los mejores que existen en la actualidad. Es por eso que transportar al cine esa maldad telenovelesca que en ocasiones consideramos absurda e increíble, encaja perfecto en la forma que es contada esta historia.
Para Fernando, Ayala era quien debía tener ese papel, pues asegura que actores como él, que tienen todo el colmillo para dar vida a los villanos, son los indicados para cargar con esa responsabilidad.
“Yo siempre quise que ‘El Licenciado’ fuera alguien que trajéramos del mundo de las telenovelas, que viniera, se plantara y que tuviera todos los huevos de hacer un personaje desde ahí”, contó Fernando.
Pero eso no es todo, pues el director aseguró que al final se llevó una enorme sorpresa, pues derribó un preconcepto que él tenía al trabajar con Alexis y darse cuenta de la cantidad de trabajo actoral que tienen artistas como él y que los vuelve una maravilla.
“A veces en sus novelas tienen que hacer 20 páginas con apuntador, que ni saben lo que está pasando, que el escritor se los pasó calientito, entonces imagínate cómo florecen cuando hay el espacio del cine, y el brillo y la gratitud con la que construyen a sus personajes y que también contagian”.
Valentina, la personificación de la confusión
Como público omnipresente, no es difícil comprender cada una de las acciones que ejerce cada personaje en la cinta, ¿pero qué pasaría si no fuéramos espectadores de todo? Es ahí cuando Valentina representa perfectamente el sentir, y en ese sentido, Natalia Solián explica cómo construyó al personaje desde esa característica.
“Para mí Valentina tenía mucho que ver con una característica de duda o confusión, o como una claridad exacerbada que se transforma en evasión de esa realidad. Creo que ese era un momento muy particular de Natalia que compartía mucho con la característica central del personaje. Entras te topas con tu propia confusión y con la del personaje, entonces se vuelve una bola de nieve que hay que discriminar”.
Darío Yazbek y el reto de guardar un secreto
El actor Darío Yazbek es el encargado de dar vida al protagonista, y a la vez autor, de No voy a pedirle a nadie que me crea. Un personaje que a lo largo de la película guarda una gran secreto.
Para Darío, como para muchos de nosotros, el chisme es esencial, por lo que tener que interpretar un personaje que guardaba un secreto tan grande, fue un reto tremendo.
“Personalmente yo nunca lo haría (guardar el secreto), ni aguanto, soy chismoso, entonces si hay algo que fue interesante, fue construir a Juan Pablo de esa manera, porque además es algo que no es sano en la salud mental y en ningún sentido. Pero fue un ejercicio interesante poder verlo desde esa perspectiva, es tan complejo que tengo que guardarlo tanto que nomás tienes que existir, tienes que sobrevivir así hasta el final del día”, reveló Yazbek.
¿Fue real la historia o no?
Si hay algo en lo que tanto Fernando Frías como los actores coinciden, es que los sucesos que narra No voy a pedirle a nadie que me crea son tan absurdos que en un país como México, podrían llegar a ser verdad.
Personalmente coincido con lo dicho, y es que para mí solo hay un detalle que parece ficción en toda la película, porque cada cosa que sucede por más loca y increíble que parezca sin duda es algo que le pasaría a cualquier mexicano.
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