Eran tiempos hipsters: Chilakillers Loungería en CDMX


Chilakillers Loungeria aún existe, aunque quienes siguen buscando el local en el Edificio Ermita crean lo contrario. El establecimiento, que cumple 13 años este 10 de septiembre, tiene una historia que se complicó antes de la pandemia. En aquel momento se anunció que no se renovarían los contratos del histórico edificio, propiedad de la Fundación Mier y Pesado, debido a una restauración.

“A nadie corrieron”, sostiene Erika Miranda, una de las socias, quien asegura que incluso les ayudaron a conseguir el nuevo local, más grande. También está en el triángulo de Tacubaya, pero más al sur. Ahora están en un local más grande, pero con el mismo estilo: esa oda a las fondas mexicanas tradicionales, que daba un aire cool a los lugares en la década del 2010, sigue alimentando la vista tanto como los grafitis de sus paredes. 

“El hotel hizo que cambiaran muchas cosas”, reconoce Miranda, quien también asegura que no tienen menús en inglés, pero usan Google Translate si lo requieren, aunque de entre su clientela ―mayoría mexicana― no todxs lxs extranjerxs son angloparlantes.

“Hay mucha gente que pelea que es muy caro, pero yo creo que porque desconocen las porciones”, advierte acerca de sus precios. “Y ahí es cuando empiezan los comentarios de, ‘es que no pican porque la gentrificación’. Es que mis salsas nunca han picado mucho”, sostiene Erika, aunque nos confirma que aún tienen la salsa superpicosa ―cuyo nivel le consta a quien escribe este texto―. Quitaron la salsa vegana, trabajar con chefs no funcionó y cerraron las sucursales de Coyoacán y Santa María la ribera, pero mantienen las recetas.

Erika reconoce que los tiempos han cambiado y que, aunque no han cerrado ni 25 de diciembre, a veces consideran abrir solo en fines de semana. “La gente tenía para venir a comer dos veces a la semana. Ahora vienen cada quince días. Nuestros clientes frecuentes se han convertido en los chicos de aquí atrás, en Condesa Sur. Hay extranjeros, pero ya que están ganando en pesos mexicanos, ya no vienen tan seguido”, asegura.

“Para mí le da mucha identidad el haber estado en el Ermita”, añora sobre su primera ubicación. Chilakillers, tras ser el plan b de la familia ―ella y su esposo Bernardo Aponte son fotógrafxs; su hermana, Brenda Miranda, vestuarista―, poco a poco se convirtió en la prioridad.

Revolución 107, Tacubaya. Lun-dom: 8-17 h.





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