De padre español y de madre mexicana, con un nombre ruso y de apellido irlandés, pero con un acento que delata sus raíces latinas viviendo en Canadá, la riqueza cultural de Iván Meade es tan fascinante como sus diseños.
Esta mezcla cultural ha sido fuente de creatividad para cada acabado de interiores, gráficos e industriales. El diseño es su pasión y diseñar es su oficio.
Como fundador de Meade Design Group Inc, Iván desarrolla espacios estéticos que no solo expresan el carácter de sus ocupantes, sino que realmente funcionen a sus formas de vivir y trabajar.
“Mi mayor fuente de satisfacción es hacer lo que me gusta y poder vivir de esto, encontrar belleza y sacarla a flote en cada oportunidad, trabajar con un equipo que cree en mí y en lo que hacemos”, destacó.
Con 25 años de experiencia, afirma que no hay proyecto que se parezca, ya que diariamente es capaz de crear formas únicas e irrepetibles.
Travesía creativa
Originario de San Luis Potosí y canadiense por adopción, su conexión con el diseño surgió en su infancia, donde ponía a prueba su creatividad al mover muebles, telas y accesorios para crear su propio espacio personalizado.
De sus padres heredó el hábito de acomodar el comedor con elegancia; la decoración de un jardín y el gusto refinado por el buen vestir.
Su formación se consolidó durante su adolescencia al trabajar en la tienda «Galerías Van Gogh«. Bajo la orientación de su tía Guillermina Treviño, desarrolló la capacidad de observar, entendió la funcionalidad del espacio y aprendió a apreciar el arte de las galerías.
Tras concluir su licenciatura en Comercio Exterior por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) emigró a Canadá hace 25 años. Llegó a visitar a su tía pero, al explorar el país, descubrió que la profesión de diseñador no era exclusiva en el sexo femenino.
Se estableció en la pintoresca ciudad de Victoria BC, comenzó su carrera con pequeños proyectos, fundó su estudio, después creó el sitio lifeMstyle para compartir experiencias con otros colegas y, a lo largo de su viaje, desafió estereotipos donde demostró que el trabajo no se basa en sexo o nacionalidad, sino en calidad y excelencia.
A más de dos décadas de experiencia, afirma que no hay proyecto que se parezca, ya que diariamente es capaz de crear formas únicas e irrepetibles.
“Aceptar quién eres y qué te hace único, es lo que te da esa diversidad cultural que de una u otra manera se ve plasmada en cada uno de mis diseños”.
Paso a paso: El proceso creativo de Iván Meade
Al trascender la estética visual, el proceso creativo de Iván Meade se centra en una representación auténtica en los espacios que diseña. Primero parte de las necesidades del cliente y luego se enfoca en la funcionalidad del espacio a decorar.
La presentación del concepto marca el siguiente paso. En esta etapa, Meade valora las opiniones de cada cliente y está dispuesto a realizar ajustes para garantizar una total satisfacción.
En la etapa del presupuesto, cada aspecto del proyecto se cotiza de forma detallada. Desde la construcción y trabajos de carpintería hasta la elección de materiales, mobiliario, focos y alfombras se integran a la estimación para un análisis completo de los costos asociados al proyecto.
“Un espacio bien decorado tiene que ser funcional, cómodo y reflejar los gustos del cliente o del habitante de esa casa o negocio. De ahí que el lugar no solo sea agradable a la vista, sino que realmente funcione”.
Con equipo y presupuesto aprobado, se inicia la fase de implementación. Esto incluye la obtención de permisos legales, coordinación de fechas, realización de pedidos y la supervisión del proyecto en todas sus etapas.
También se coordinan citas con contratistas y artesanos para revisar elementos de diseño y obtener la aprobación del cliente. En la etapa final, se acomoda el mobiliario, los cuadros y accesorios previo a la presentación.
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Aunque la emoción surge con la creatividad, el verdadero desafío de Iván Meade predomina en la implementación de cada obra. Por lo general, suele involucrar a más de 15 personas, incluyendo a su equipo de diseño, contratistas, artesanos, plomero, electricista, carpintero, costurera, tapicero y cuantas personas se requieran en términos de mobiliario como de materiales.
«Generalmente son entre 350 a 450 elementos necesarios para cada proyecto y cada elemento requiere varias personas involucradas para terminarlo«.
Apoyado por herramientas tecnológicas, la logística se vuelve clave en el proceso para organizar a cada miembro del equipo, delegar sus responsabilidades y completar el proyecto en un plazo eficiente.
“El reto siempre es la implementación de una idea nueva, del diseño y que realmente represente la visión de lo que queremos representar en el proyecto”.
Memoria para detonar la creatividad
Las experiencias y los recuerdos son otra fuente de inspiración y originalidad. En su trayectoria, aprendió que estas habilidades residen en cada individuo, al que considera único y auténtico.
Esta conexión entre sus vivencias y su trabajo se reflejó en la elaboración de telas con un estilo contemporáneo, diseño inspirado en los pisos de la casa de sus abuelos.
El recuerdo de su madre, quien apreciaba los cerezos y las mariposas, se manifestó en otra de sus creaciones textiles.
“Cuando escarbas dentro de ti, encuentras elementos que pueden detonar ideas creativas”.
A pesar de recibir elogios internacionales y de haber diseñado cojines exhibidos en la embajada de Canadá en Irlanda, además de un logotipo para representar la imprenta real de la Reina Isabel en la Columbia Británica, lo que realmente disfruta es la satisfacción que sus diseños generan.
“Ese es el mayor premio… Hacer tu trabajo bien y quien lo disfrute en verdad lo haga. Lo demás a mi parecer solo infla el ego”.
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