El 2 de febrero de 2024 se emitió la declaratoria que reconoce a los carnavales como Patrimonio Cultural Inmaterial de CDMX.
Durante febrero y marzo los disfraces, los carros alegóricos, las reinas, los charros y las damas se apoderan de las calles de los pueblos originarios de CDMX como parte de los carnavales.
Se trata de una tradición que apenas en 2024 obtuvo un reconocimiento oficial cuyo alcance y beneficio no está del todo claro.
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Sin embargo, los carnavales existen y resisten en CDMX en muchos casos desde hace más de 100 años sin necesidad de reconocimiento del Estado. Son fiestas, sí. Pero también formas de organización social que crean vínculos en las comunidades… así como divisiones.
Chilango acudió al un carnaval con 95 años de historia para conocer cómo se vive esta tradición en los pueblos originarios de la Ciudad de México. Eso es lo que encontramos.
Reinas, disfrazados, charros y damas
Al frente de una de las comparsas más antiguas de los carnavales de CDMX desfila Panchito, caracterizado como Gokú. Baila sobre un Shenlong en forma de carro alegórico acompañado por una versión infantil de Gohan y un compa al que le tocó hacer de Milk.
Debajo marchan personajes menos dignos del lomo de Shenlong, como Freezer, el Maestro Roshi y decenas de soldados Saiyajin.
Panchito se ganó a base de décadas de bailes y asoleadas su lugar al frente del carnaval. En su comparsa, las posiciones en el desfile se asignan de acuerdo la antigüedad que los miembros tienen como participantes. “Llevo 51 años saliendo en el carnaval, desde que iba en quinto de primaria”, presume.
Su nombre real es Francisco Chávez Castañeda. Y a lo largo de esos 51 años se ha disfrazado como Mario Bros, Buzz Lightyear, Mickey Mouse y más. Su carro alegórico ha sido desde un Batimóvil hasta una carreta del viejo Oeste.
“Empecé porque mis abuelos, mis hermanos, mi papá y mi mamá fueron partícipes. Salieron de caballeros, charros, damas, de todo. Las costumbres se deben preservar y deben de seguir”, comenta.
En San Francisco Tlaltenco, donde transcurre esta escena, las comparsas alternan desfiles de disfraces con desfiles de gala. Hoy, día de disfrazados, Panchito acapara las miradas. del desfile de su comparsa, pero la próxima semana la atención se centrará en la nueva reina Alicia Mayte.
Cada año las comparsas eligen una nueva reina. Mayra es la reina saliente del Club Juvenil San Francisco Tlaltenco. Tiene 24 años y participa desde los 8 en los carnavales. “Fue un orgullo familiar, mucha felicidad y un logro personal para mi”, cuenta respecto al año en que resultó electa. Ahora le toca pasar la estafeta a las siguiente reina. Ello ocurrirá en un desfile donde los integrantes de la comparsa bailarán vestidos de charros y reinas.
Pero hoy toca el baile de disfraces. Entre los disfrazados hay Barbies y Kens. También mariposas, diablitos, Hello Kitty, medusas, colobríes y hasta trapeadores.
En este pueblo hay 7 comparsas que llegan a alcanzar hasta 600 miembros y alrededor de 35 agrupaciones de disfraces.
“Nos decían nuestros abuelos que cuando nos conquistaron era una especie de burla que nosotros estábamos haciendo de los españoles. Por eso el atuendo de charro, las máscaras, los disfraces, etc”, cuenta Don Manuel, uno de los participantes.
De la Revolución al baile
San Francisco Tlaltenco es uno de los siete pueblos originarios con los que cuenta la alcaldía Tláhuac. Se le reconocer como uno de los más carvaleros de la capital. Cada año dedican siete fines de semana entre febrero y abril a sus carnavales.
Tan solo dentro de este pueblo hay al menos 7 comparsas distintas. Y la más antigua de ellas es la Sociedad Benito Juárez, fundada como organización en 1920. Su origen tiene que ver con la reconstrucción social de esta comunidad ubicada al oriente de CDMX luego de la devastación que causó la Revolución Mexicana:
“En el arco de Tlaltenco había una base militar, entonces aquí había muchos enfrentamientos entre federales y zapatistas. Entonces muchos se fueron a Milpa Alta o al centro a esconderse. Cuando regresaron, crearon la Sociedad Mutualista Benito Juárez para levantar al pueblo”, cuenta Adrián Chavarría en entrevista con Chilango.
Adrián es secretario de la Sociedad Benito Juárez, reconocida como la comparsa carnavalera más antigua de Tláhuac. Su bisabuelo, Agapito Mancilla, fue uno de los fundadores de la organización que en sus inicios comenzó como un colectivo en el que sus integrantes se brindaban ayuda mutua para reconstruir sus casas y revivir el campo que había sido abandonado.
Nueve años después, en 1929, la Sociedad Benito Juárez organizó el primer carnaval de la historia de Tláhuac:
“Las personas que se fueron a Milpa Alta durante la Revolución trajeron el baile de chinelos. Y las que se fueron al centro trajeron el baile de cuadrillas. Así nació el carnaval”.
Desde entonces ya pasaron 95 años y la Sociedad sigue saliendo a bailar cada año. Actualmente cuenta con alrededor de 500 socios.
Las comparsas de los carnavales de CDMX
Después de la Sociedad, la segunda comparsa más antigua de esta comunidad es el Club Juvenil San Francisco Tlaltenco.
El Club presume ser la comparsa más popular de Tlaltenco. Don Manuel, uno de los organizadores de la comparsa, asegura que cuenta con más de 600 integrantes entre sus 460 socios y sus simpatizantes.
Los socios de las comparsas son los que aportan cuotas fijas para todo lo que implica la organización del carnaval, mientras que los asociados realizan cooperaciones voluntarias en la medida de sus posibilidades económicas.
El Club nació en 1945 como “la comparsa de los pobres”, luego de que la Sociedad comenzó a ser identificada como “la comparsa de los ricos”. Además hay cinco comparsas más en el pueblo que reflejan la división de los territorios y de las clases sociales, pero que también crean comunidad en torno a sus actividades.
Pasa salir a bailar en los carnavales, estas comparsas se preparan con meses de anticipación. Panchito, del Club, cuenta que comenzó a confeccionar su disfraz y su carro alegórico desde diciembre. Por su parte, Adrián, de la Sociedad, cuenta que los preparativos empiezan hasta sis meses antes. Eligen a su reina, ensayan los bailes en su honor y se cooperan para pagar los vestidos de las damas. Por su parte, los charros tienen que conseguir su traje bordado con canutillo de oro.
El club también elige a su reina. Diseñan sus carros alegóricos y realizan kermeses, excursiones, bailes y eventos para poder pagarlos y contratar músicos. Además, luego de los carnavales organizan enormes comidas en honor a la reina: “Así sea medio pueblo, a los que lleguen se les da de comer”, cuenta la tía de la reina actual. “Mi hija fue princesa, mi otra hija fue dama, mi hijo charro y mi sobrina reina”, agrega.
Carnavales, patrimonio cultural de CDMX
El 2 de febrero de 2024 se publicó en la Gaceta Oficial de CDMX una declaratoria que reconoce a los carnavales como Patrimonio Cultural Inmaterial.
De acuerdo con las autoridades, ello garantiza la creación de un Plan de Salvaguardia para garantizar la permanencia de estas expresiones que enriquecen, preservan y transforman la identidad diversa de la Ciudad de México, a través del arte, la música y la vestimenta”.
No obstante, los alcances de este reconocimiento siguen sin estar claros. El Club Juvenil San Francisco Tlaltenco fue una de las agrupaciones que participaron en la declaratoria. Sus integrantes dijeron a este medio que se les garantizó ser tomados en cuenta en la organización de eventos culturales.
Por su parte, Adrián Chavarría, de la Sociedad Benito Juárez, dijo que a su comparsa no se le tomó en cuenta. “Somos una asociación civil, así que somos apartidistas”, comenta al respecto. Asimismo, dijo que se han acercado al Congreso de la Ciudad de México para preguntar por las implicaciones de la declaratoria y no han obtenido una respuesta satisfactoria:
“Tampoco ellos saben mucho. Salió en la Gaceta la declaratoria, pero no sabemos en qué nos beneficia, si tenemos qué registrarnos, etc. Fuimos al Congreso y ni siquiera ellos saben”, relató.
Por lo pronto, en los carnavales en CDMX coexisten laxas regulaciones sobre el consumo de alcohol en la vía pública, el uso de pirotecnia y el cierre de vialidades. Pero también costumbres, tradiciones y cultura que existen mucho antes de que la urbanización llegara a los pueblos originarios.
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