Nos metimos debajo de las escaleras eléctricas del Metro para entender por qué se descomponen y esto fue lo que encontramos.
El atascamiento de objetos personales de usuarios, como bolsas de mano, llaves, relojes y hasta zapatos, es una de las principales causas de avería en las escaleras eléctricas del Metro de CDMX.
Una de las quejas más comunes entre usuarios del Sistema de Transpoerte Colectivo es que algunas de sus escaleras eléctricas que no funcionan o se encuentran fuera de servicio.
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En un sondeo realizado por Chilango, usuarios del Metro denunciaron que en las líneas 2, 7, 8 y 9 hay escaleras averiadas. Incluso aseguraron que algunas llevan meses sin funcionar.
Pero ¿por qué se descomponen las escaleras y qué tan complicado es repararlas? Para averiguarlo, bajamos a las profundidades y nos metimos en las entrañas de los mecanismos eléctricos que hacen funcionar a las escaleras.
Funcionan 96% de las escaleras eléctricas: Metro de CDMX
En entrevista con Chilango, Ramón Guadalupe Cuero, titular de la Coordinación de Instalaciones Hidráulicas y Mecánicas del Sistema de Transporte Colectivo, aseguró que el 96% de las escaleras eléctricas con las que cuenta el Metro se encuentran en funcionamiento:
“Tenemos 467 escaleras eléctricas. De esa cantidad tenemos una disponibilidad del 96%. Eso quiere decir que entre 18 y 20 están fuera de servicio“.
De acuerdo con el funcionario, entre las causas de avería más comunes se encuentran la rotura de pasamanos y cadenas de peldaños. Al respecto, explica que las escaleras están diseñadas para soportar una carga de alrededor de 11,700 personas por hora. Sin embargo, en muchas ocasiones también transportan otros objetos pesados que llevan consigo los usuarios:
“Las cadenas de peldaño se dañan por sobrecarga, porque a veces suben bultos o diablitos y eso las va dañando”.
Otro factor que contribuye a su deterioro es que muchos usuarios caminan sobre las escaleras eléctricas, cuando estas en realidad están diseñadas para que los pasajeros se dejen transportar. Asimismo, dejan caer objetos, provocando que estos se atasquen: “Las reparaciones más comunes que tenemos son las cambios de peines que están en la parte de las placas de entrada y de salida, porque se atoran objetos y los rompen”, comenta.
Orines y objetos atorados y mal uso de las escaleras
Sin embargo, Ramón también asegura que “muchas veces [el problema] no es la falta de mantenimiento ni la falta de atención de los equipos”, sino que “mucho recae en el mal uso”.
Como ejemplo paradigmático, cita el caso de las averías por filtración de orina en los equipos eléctricos:
“Hay usuarios que orinan en la noche, cuando ya casi no hay gente. Toda esa orina se filtra, se va a la máquina y comienza a causar los daños. Aún cuando el personal de seguridad nos apoya [con la vigilancia], no pueden estar todo el tiempo”.
Otro ejemplo es el de usuarios que van de espaldas en las escaleras, por lo que su calzado se atora en los peines de las placas superiores o inferiores de las escaleras:
“En el caso de un tenis que encontramos dentro de un equipo, estaba totalmente desgastado de la parte de atrás. Esto quiere decir que el usuario venía de espaldas al equipo. Entonces cuando se encontró con la salida, no dio el paso y la placa portapeines lo atrapó”.
El mundo debajo de las escaleras eléctricas del Metro
Para comprender mejor por qué se descomponen las escaleras del Metro, bajamos a las profundidades y conocimos sus motores y mecanismos.
Chilango acompañó al ingeniero Ramón Cuero en un recorrido por las escaleras eléctricas de la estación Santa Anita de la Línea 4. Bajamos a través de una de las placas que se encuentran antes del primer peldaño y conocimos la especie de cuarto de máquinas que hace funcionar una escalera.
Debajo de las escaleras se encuentra un motor y un tablero eléctrico. Estos son los que se dañan cuando la orina se filtra a través de los peldaños, explica Ramón.
También pueden observarse las cadenas de los peldaños y la forma en que el pasamanos circula por debajo de las escaleras. Se trata de piezas que pesan toneladas, y cuyas refacciones son especialmente difíciles de conseguir:
“Todas las escaleras son de importación y pedir sus refacciones implica una espera de un mes o tres semanas. No hay un stock tan abierto para las escaleras del Metro. Nuestras escaleras no son de uso comercial. No son como las de una plaza, un hotel o de un centro comercial. Son de uso rudo, de tráfico pesado”.
A lo anterior se suma el hecho de que cada escalera tiene un tamaño distinto, por lo que es necesario pedir refacciones exactamente a su medida.
¿Cómo va la renovación de las escaleras?
Otro dato importante es que el Metro cuenta con escaleras que tienen hasta 40 años de servicio. El ingeniero Ramón Cuero explica que estas poco a poco se han ido renovando. En 2013 se cambiaron 72 equipos; luego, en 2016 otros 11 y 46 más hace dos años. En 2024 se espera que se renueven 18 más.
Sin embargo, Cuero enfatiza que todos los equipos están en condiciones de uso. Ante ello, solicita a las personas usuarias de las escaleras eléctricas del Metro hacer un uso adecuado de las instalaciones y seguir ciertas medidas de seguridad:
- Sujetarse del pasamanos
- Evitar caminar o correr en las escaleras eléctricas
- No pisar la separación entre los peldaños, que se pueden identificar con una línea de luz amarilla
- Dar un paso de salida al final del recorrido en la escalera
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