¿Qué previsiones realiza CLIA sobre el comportamiento de la actividad de cruceros en 2023 a nivel global?

Las previsiones que manejamos son muy positivas y esperamos cerrar el año con más de 30 millones de turistas de crucero a nivel global, un volumen ligeramente superior al alcanzado en 2019. Estas cifras son especialmente significativas si tenemos en cuenta el camino recorrido tras el estallido de la pandemia: en 2021, no alcanzamos los 5 millones de pasajeros, mientras que, en 2022, conseguimos superar los 20 millones.

No cabe duda de que estamos ante una industria resiliente y ante una opción vacacional que gusta pero que aún es minoritaria: frente a los casi 30 millones de turistas de crucero, en 2019 se registraron 1.500 millones de viajeros a nivel mundial.

La recuperación de la industria supone un balón de oxígeno para las zonas costeras, especialmente aquellas que están muy unidas a nuestra actividad y que vieron como su modo de vida se paralizaba durante la pandemia, siendo uno de los últimos segmentos en reactivarse. Ahora, pueden volver a beneficiarse de las ventajas que aporta el turismo de crucero, un turismo de calidad y respetuoso con el territorio.

¿Puede concretar esas previsiones respecto al área mediterránea?

No dispongo de los datos desglosados, pero no tengo ninguna duda de que el Mediterráneo seguirá siendo el segundo destino de cruceros más importante a nivel mundial, solo precedido por el mar Caribe. Y, en cierto modo, tiene lógica ya que Estados Unidos es el principal mercado emisor del mundo y, más allá de los innegables atractivos de la región, el factor de proximidad juega un papel destacado.

¿Cómo se perfila España en cuanto a destino de cruceros?

España es una potencia turística mundial, tendencia que también sigue nuestro segmento. Su riqueza cultural, la diversidad de sus destinos, exquisita gastronomía, localización estratégica y clima constituyen un gran reclamo para miles de turistas internacionales y, por supuesto, para el turismo doméstico. Los turistas de crucero no escapan a estos gustos, y es algo que las navieras tienen muy en cuenta a la hora de planificar sus itinerarios.

“El Port de Barcelona encabeza la lista de puertos de cruceros europeos y forma parte del Top 10 mundial”

Y todo ello, gracias también a la excelente red de infraestructuras portuarias de la que disponemos y, especialmente, en el caso de los puerto base, de la buena conectividad existente entre las principales ciudades de crucero y el resto de España y Europa.

¿Qué comportamiento está observando CLIA en el emisor español de cruceristas? ¿Cuáles son los principales destinos y modalidades elegidos?

En cuanto al comportamiento, las propias navieras – al estar en contacto directo con los clientes – son quienes mejor podrían responder a esta cuestión. No obstante, los comentarios que me trasladan tanto nuestros miembros como agentes de viaje son nuevamente muy positivos: existe un apetito por viajar en crucero, por disfrutar de esta opción vacacional que aún tiene un índice de penetración muy limitado en nuestro país.

La última oleada del estudio de opinión que desde CLIA realizamos de forma periódica entre viajeros que ya han realizado un crucero y personas que no lo han experimentado apuntan en esta misma dirección. Así, según se desprende del mismo el 91 % de los encuestados en España y que han disfrutado de un crucero manifiestan su intención de volver a navegar en los próximos años mientras que el 87 % de los encuestados no crucerista declara estar abierto a esta opción vacacional.

“El perfil del turista de crucero español en 2022 es el de un pasajero de 43,6 años, ligeramente más joven que la media europea, que está en 48,3 años”

Otra de sus características es que elige principalmente un viaje por el Mediterráneo, que es el destino más demandado por los españoles. Mientras, en segundo y tercer lugar, se encuentran el norte de Europa (7 %) y el Caribe (3,6 %). Como media, el crucerista español destina 7,3 días a su viaje en crucero.

Para concluir, quisiera señalar que cerramos 2022 con más de 400.000 españoles turistas de crucero españoles, frente a los 553.000 de 2019. Estas cifras nos sitúan como el cuarto mercado emisor más importante de Europa, por detrás de Alemania, Reino Unido e Irlanda e Italia.

Según avanza el año, ¿cuáles de las tendencias visualizadas se están consolidando?

Por intentar acotar, me centrará en las tendencias vinculadas a la sostenibilidad. Por un lado, se está produciendo una aceleración en la adopción de tecnologías y puesta en marcha de prácticas que contribuyen a reducir la huella medioambiental.

“Estamos viendo como el compromiso de los viajeros con el medioambiente es creciente; de hecho, el proceso de decisión cada vez está más condicionado por el impacto medioambiental”

A causa de la inflación, ¿se está encareciendo la oferta de cruceros? ¿Hasta qué punto afecta el repunte a la demanda?

Como cualquier actividad e incluso como cada uno de nosotros, la industria también está padeciendo un aumento de los costes; el repercutir o no este incremento en el ticket es una decisión estratégica de cada marca.

En cualquier caso, disfrutar de un crucero siempre es una magnífica opción, más si cabe en un momento como el actual: la relación calidad-precio es imbatible y, en muchos casos, estamos ante opciones todo incluido que contribuyen significativamente a mantener controlado el presupuesto.

¿Qué considera que necesita el sector de los cruceros para mejorar el desarrollo de su actividad durante los próximos años?

Los mayores retos a los que se enfrenta la industria vienen por el lado de la sostenibilidad medioambiental y, concretamente de la descarbonización. El compromiso de la industria es llegar a las cero emisiones netas en carbono para 2050; pero no podemos alcanzar esta meta solos. Nuestro ‘expertise’ es ofrecer a los clientes unas vacaciones memorables; no somos fabricantes de combustibles.

Las navieras dedican importantes recursos y trabajan de la mano de astilleros, entidades académicas, proveedores, etc. para impulsar el I+D+i pero es imperativo que los gobiernes nos apoyen y estimulen iniciativas dirigidas a contar con combustibles limpios, seguros y disponibles a gran escala.

¿Cómo está evolucionando la relación entre las navieras y las ciudades que reciben cruceros?

“Uno de los aspectos positivos que ha dejado la pandemia es que si aunamos esfuerzos, los resultados cosechados son mejores. ,En este sentido, diría que la industria y destinos trabajamos cada vez más unidos”

Por nuestra parte, estamos absolutamente comprometidos con la sostenibilidad desde un punto de vista social, económico y medioambiental y, uno de los pilares en los que se apoya nuestra estrategia es, precisamente, la relación con los destinos; la promoción de prácticas de turismo sostenible en tierra.

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Esto implica que siempre estemos dispuestos a colaborar, a escuchar y trabajar junto a los territorios para maximizar los beneficios que nuestra industria aporta y abordar las posibles externalidades negativas que también pudiera ocasionar, buscando opciones únicas, diseñadas en función de sus necesidades y peculiaridades.

Respecto a los puertos base y de escala españoles, ¿qué infraestructuras considera CLIA que faltan, o bien, se deberían mejorar?

En general, los puertos de crucero españoles gozan de unas infraestructuras óptimas para la operación. Su reto y, no solo en España sino también en Europa, está en la electrificación de los muelles para que los buques de crucero se conecten a la red cuando estén atracados, lo que permitirá que puedan apagar los motores, reduciendo las emisiones. La Unión Europease ha pronunciado en este sentido y ha fijado el objetivo de que los principales puertos ofrezcan esta posibilidad para 2030.

“Actualmente, alrededor del 40 % de la flota de CLIA ya está equipada con sistemas de conexión eléctrica, cifra que alcanzará el 75 % en 2028”

Sin embargo, solo cerca de 30 puertos en todo el mundo (menos del 2%) cuentan con estas instalaciones. La electrificación no es el único camino para lograr la descarbonización de la industria, pero sí una vía importantísima. Porque, si algo parece claro, es que conseguir llegar a las cero emisiones netas en 2050 implicará la combinación de diferentes tipos de combustibles.