Vueling, que este 2024 celebra su 20 aniversario, avanza en una estrategia que se construye sobre tres ejes clave con el fin de minimizar el impacto de su actividad en el medio ambiente. Estos son: la eficiencia de sus aeronaves, la planificación y eficiencia en sus operaciones y el uso de combustibles de aviación sostenibles (SAF).

El avance hacia las emisiones netas cero

En el camino hacia la neutralidad de carbono, el grupo IAG – del que Vueling forma parte – se ha propuesto operar el 10% de sus vuelos con SAF para el año 2030, duplicando así el objetivo marcado por la Unión Europea para esta fecha, un 6%.

Además, en ese avance hacia 2050, el grupo se ha fijado los siguientes objetivos intermedios: lograr una reducción del 10% las emisiones por pasajero/kilómetro para 2025 y un 20% de emisiones netas de CO₂ para 2030

¿Cómo hacerlo?

Precisamente, el uso del SAF es esencial en esa hoja de ruta para avanzar en la descarbonización del sector. Este tipo de fueles permite reducir en un 80% las emisiones con respecto al queroseno y pueden ser utilizados en los motores actuales sin necesidad de aplicar ninguna modificación.

Por ello, Vueling apuesta por impulsar su producción a través de diferentes colaboraciones y alianzas estratégicas con partners como Repsol, Cepsa, la Fundación Greenova o el Valle del Hidrógeno en Cataluña.

Una apuesta que busca revertir la gran diferencia que existe actualmente entre los niveles de producción y demanda de SAF. Y en la que es imperativa la implicación de todos los actores de la cadena de valor, así como la colaboración público-privada, con el fin de impulsar esa producción

Además del SAF, Vueling trabaja también en la planificación y eficiencia de la operativa. Una línea de trabajo que incluye un proyecto pionero promovido con el gestor del espacio aéreo español, Enaire

Este grupo de trabajo ha logrado establecer un estándar para medir la eficiencia de las rutas aéreas actuales y su impacto medioambiental, suponiendo un cambio de paradigma y punto de inflexión para la planificación más eficiente de las trayectorias aéreas. Una iniciativa que contribuirá al ahorro de 18 millones de toneladas de CO₂ al año, el equivalente a diez viajes al día de la tierra a la luna.

Se trata, además, del primer grupo de trabajo formado por una aerolínea y un gestor del tráfico aéreo, que tiene la misión de impulsar las mejoras del programa SESAR (Single European Sky Air Research), y cuenta con el apoyo europeo de la asociación Airlines 4 Europe y Eurocontrol.

“En Vueling llevamos trabajando desde 2012 en acciones para minimizar el impacto de nuestra actividad en el medioambiente, siendo la planificación y eficiencia operacional uno de nuestros pilares. En el proyecto del Cielo Único Europeo unimos esfuerzos con Enaire, aportando nuestra tecnología y visión, para avanzar hacia la descarbonización de la aviación e impulsar un espacio aéreo más eficiente”, destaca Franc Sanmartí, director de Sostenibilidad de Vueling

Por último, la compañía mantiene un importante compromiso para asegurar una mayor eficiencia de sus aeronaves. En este sentido, Vueling apuesta por el uso de aviones y motores de nueva generación que necesitan menos combustible para impulsar el avión, lo que comporta un menor nivel de emisiones.

A ello se suman otras medidas que ha implantado para reducir el peso a bordo, tales como la introducción de asientos ultraligeros, la digitalización de toda la documentación a bordo, o el uso de carritos trolley con menor peso que, además, permiten la segregación abordo. Todo ello unido permite reducir las emisiones de CO₂ del orden del 20%

La innovación con el foco en sostenibilidad

Fiel a ese ADN innovador, Vueling trabaja además en otras medidas adicionales. Entre ellas, la alianza alcanzada con la empresa WheelTug, empresa responsable del desarrollo del sistema homónimo de propulsión eléctrica de aeronaves.

Esta unión busca lograr introducir este dispositivo, que permite que los aviones se muevan en tierra con la propulsión de un motor eléctrico, sin necesidad de encender los motores de reacción como hacen actualmente durante las maniobras de rodaje, en las que el avión se mueve desde la puerta de embarque hasta la pista antes del despegue, y regresa a la terminal tras el aterrizaje. De este modo, es posible reducir el consumo de carburante, así como mitigar el ruido de forma significativa.