Zombies in Miami: la intuición y sus danzas


Hacia 2008, en varios proyectos, Cani y Jenice comenzaron a hacer música electrónica juntos desde Aguascalientes. Muchos años después, este dúo es referencia obligada a nivel nacional e internacional en el género.

A inicios de la segunda década del siglo XXI, cristalizó el nombre: Zombies in Miami (ZIM), proveniente del título de una de sus canciones. ZIM se ha presentado en clubes legendarios como Mondo Disko (Madrid), Berghain / Panorama Bar o Sisyphos (Berlín), Nitsa Club (Barcelona), entre otros. Ha pisado eventos canónicos del género como Off Sonar (Barcelona), Fusion Festival (Lärz), EDC (Ciudad de México), BPM (Playa del Carmen) o el Burning Man (Nevada).

Además de haber realizado más de 200 canciones, entre LPs, EPs, remixes oficiales, han pisado desde Tel Aviv a Bogotá, desde Ciudad de México hasta Moscú. Con mezclas de techno, house, disco, rock, algo de espectralidad, sus performances provocan el baile, desatan las energías compartidas y siempre tienen un elemento imprevisible, inclasificable, pero profundamente personal, que nace de sus sets.

Arman presentaciones como solistas, en dúo, sets armados o lives donde tocan y cantan sus canciones. Desde su sello discográfico Creatures Of The Night también impulsan a otros artistas nacionales e internacionales, a la par que organizan eventos a lo largo del país y Europa.

La música electrónica, un lenguaje vivo

La música techno, como el rock o el blues, han acompañado momentos de inconformidad. El status quo se vuelve insoportable y la música lo traduce.

Películas como Cuando soñábamos (2015) de Andreas Dressen muestran ese momento en Alemania: las ansias de juventud de una generación marcada por el muro de Berlín. La insularidad ideológica induce a un grupo de jóvenes a buscar un lugar entre los edificios abandonados, crear clubes provisorios, bailar hasta el final de la noche. La música electrónica se volvió un lugar de expresión, de goce, de libertad. Ese espíritu pervive a la fecha y las redes sociales han permitido potenciar la difusión.

Hacia finales de la era MySpace, Cani y Jenice comenzaron con el proyecto previo a Zombies in Miami: “Ya con Zombies fue Facebook y plataformas como SoundCloud. Ahí fue cuando se fue dando a conocer el proyecto y conocimos más gente que nos pudo abrir las puertas para empezar a tocar en ciudades de aquí, del país, y ya posteriormente en el extranjero”, recuerda Cani. 

Una generación de afinidades y confluencias

Cada tanto, el espíritu de la electrónica encuentra nuevas coordenadas. La coincidencia tanto musical como de convicciones provocó un momento clave de la escena en México en los primeros años de 2010: la nueva música electrónica mexicana.

En 2011, Zombies in Miami grabó su primer release en una disquera de Ciudad de México. Varios artistas confluían en ese momento. Además de ZIM, estaban MIJO/La Royale, MySounds, Max Jones, Bufi, Andre VII, Rubinsky, entre otros.

“Lo hacíamos de manera desinteresada. Teníamos algo muy similar entre todos los proyectos, obviamente musicalmente, pero éramos muy desinteresados en querer llegar a tener algo global. Lo hacíamos más por amor al arte, aún a la fecha”, comparte Cani.

Agentes y productores de Europa se interesaron por ese nuevo sonido:

“Casi todos estábamos haciendo música disco o moderna, pero lo interesante fue cuando se hizo un movimiento compartido y los productores internacionales vieron esto que estaba ocurriendo acá”, menciona Cani.

En 2012, varios proyectos fueron invitados a tocar en diversos clubes europeos. La puerta estaba abierta.

De lo local a lo global

Ese año, el proyecto Zombies in Miami viajó a Europa por primera vez. Entre risas, recuerdan cómo fue la experiencia: juntar el dinero, investigar dónde se quedarían, aceptar lo imprevisto. dormir a veces en el suelo. “Era salvar el pellejo de cualquier forma, era sobrevivir. Si no hubiéramos hecho esto, no estaríamos aquí ahorita”, recuerda Cani.

Rememora Jenice por su parte: “Era el momento en que explotó el estilo de música que estábamos tocando. Si no hubiéramos ido ese año, probablemente no nos hubiera pasado nada”.

Inauguraron un estilo de vida que perdura a la fecha. Usualmente van por periodos de tres meses a Europa, se asientan en Berlín, visitan clubes y festivales por todo el continente. Basta mirar la lista de fechas en sus redes sociales para darse cuenta de su presencia.

De las ciudades recorridas, celebran algunas particularmente, como Barcelona: “Era una ciudad que queríamos conocer por lo que representa la cultura, la gastronomía, la gente, la cercanía de poder hablar el mismo idioma con otras personas que se dedican a lo mismo o simplemente van a las fiestas. Ahí puedes crear una verdadera amistad”, comparte Cani. Sobre todo, ambos resaltan esto último: la posibilidad de construir lazos con personas tanto musical como personalmente.

Pero, indudablemente, la capital alemana ocupa un sitio especial en su trayectoria: “Yo creo que nos dio casi todo de nuestra carrera hasta ahora”, resaltan ambos.

Berlín, la metrópoli del género

Berlín ha sido su centro de operaciones, el punto neurálgico para sus traslados. Ahí han grabado múltiples tracks con disqueras reconocidas como Kompakt, Correspondant o Bedrock. Ahí realizaron su Boiler Room, probablemente la plataforma de stream de música electrónica más famosa en el mundo.

Han pasado por clubes famosos como el Sisyphos o el mítico Berghain, esa especie de Roma de la escena electro en que Sven Marquardt, como amo y señor, niega la entrada a aquel que no cubre los estándares; “la catedral del caos y del tecno en el mundo”, menciona Cani.

Sobre todas las cosas, Berlín ha sido un segundo hogar: “Poder contar con amigos que ahora mismo ya son familia y sentirnos como en casa; es como nuestro Aguascalientes de allá.  Aunque sea completamente diferente, es el único lugar donde podemos sentirnos en confianza de vivir, hacer, deshacer, caminar a la hora que queramos”, secunda.

La intuición para hacer bailar al público

La música electrónica es, ante todo, celebración. Luces, movimiento, proximidad. Ojos cerrados que sienten la música. Brazos que se alzan en concordancia. Cuerpos que se desenvuelven de las etiquetas. Un fluir, un asentarse, un estallar. Algo efímero se ha compartido. Algo de mística en la tierra.

La energía en un festival y en un club son para ZIM, sin embargo, distintas. “Generalmente tienes que adaptarte a las buenas vibras que existen en los festivales. Los clubs sí son más nocturnos y es otra atmósfera completamente”, señala Cani.

Al estar frente a un público, Jenice comparte su experiencia:Cada vez es diferente, pero sí, es como una emoción muy particular al ver cómo la gente baila con la música que escogimos o con la música que hicimos. A veces tocamos nuestras canciones cuando es Live, las cantamos, o si estamos tocando en vivo, la gente las canta”. 

En complemento, menciona Cani: “para mí es como un living the dream. Todavía es hacerlo por amor al arte, a pesar de que ya es un trabajo extra formal[…] Son muchas cosas que hace que todo esto valga la pena”

Si pensamos en esa gran cantidad de gente, todas ellas individuos, resulta enigmático cómo se logra crear ese momento compartido. Para ambos, todo recae en un atributo: la intuición.

“Desde la primera canción que pones, vas viendo cómo el público reacciona, si le gusta, si tiene más ganas de bailar o de estar más feliz, de echar más fiesta. Entonces vas seleccionando para dónde ir”, recalca Jenice. 

“Creo que la intuición es vital; no quiero decir sentido común, pero es ‘ver a la gente y hacer’. Tú ya sientes por dónde va. No es que sea algo realmente técnico, sino que es más de emociones y de trasladar la música”, dice Cani.

En esa misma tónica, resaltan las diferencias de realizar un DJ set, que puede ser más maleable y adaptable a las circunstancias, frente a los live set, donde tocan su música: “Lo que nosotros intentamos hacer en este tipo de performance es maniobrar para ver cómo llevar la situación a un momento idóneo para la gente y la fiesta”, comparte Cani. 

La composición como un momento compartido

Un rasgo fundamental en su forma de composición radica en darle forma a los estímulos: algo que llega en la calle, en el avión o en el hotel, y que necesitan transformar; a veces, es el material que queda de los sueños. Ambos resaltan que se trata de aceptar lo que venga y cómo venga.

“Por medio de una melodía que se nos ocurrió, una nota de bajo o una simple tarareada de una posible letra es que surgen estas ideas para empezar una canción. Es muy desfachatada la forma de hacerlo”, afirma Cani.

Es un compartir ideas, hacer maquetas, juntarnos. Decir: ‘a mí me gustaría que tuviera estas baterías o unas voces’. Cada quien aporta a las canciones”, comparte Jenice.

Después de tres meses en Europa, Zombies in Miami tiene muchos proyectos en puerta. Además de estar trabajando en su segundo LP, planean poner el foco en su disquera Creatures of The Night. Ya de manera periódica organizan fiestas en México o en el extranjero, la más reciente en Barcelona.

“Todo noviembre vamos a hacer un tour completamente de la disquera, con artistas involucrados. Fiestas en Aguascalientes, Ciudad de México, Monterrey, Tijuana, Ensenada, Guadalajara. Por lo menos ya estamos haciendo nuestras fiestas una vez al mes en algún lugar del país y del mundo”, concluyen.

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