Una casa en Portofino – Gentleman MX


Hay quienes hablan de un renacimiento del Golfo de Tigullio, otros de una colonización francesa. Ya sea el clásico Portofino o el nuevo Portofino, el paraíso de la naturaleza mediterránea encerrado entre el Castillo de Paraggi, también conocido como Villa Bonomi Bolchini, y el Faro de Portofino, ya hace tiempo es objeto de rumores y ventas inmobiliarias de nueve ceros. A marcar la pauta ha sido, como siempre, el hombre que mueve los peones de la industria del lujo a nivel mundial: Bernard Arnault, propietario del Grupo LVMH, el tercer hombre más rico del mundo, precursor y estratega de la agregación de marcas de lujo y sectores transversales dedicados al estilo de vida, desde la moda (Louis Vuitton, Christian Dior, Loro Piana) la joyería (Tiffany, Bulgari), los relojes (Tag Heuer, Hublot), hasta los vinos y la champaña (Veuve Clicquot, Dom Pérignon), pasando por la hotelería. Bernard Arnault siempre ha sostenido que la experiencia es el motor del mundo del lujo y la experiencia por excelencia es la de la hospitalidad. No es casualidad que, en el Golfo de Tigullio, la partida de ajedrez comenzara con la compra por parte de LVMH del Grupo Belmond (anteriormente Orient Express).

Un acuerdo de tres mil 200 millones de dólares que se remonta a los años 2018-2019 y que incorporó a la cartera de Arnault 47 propiedades en 24 países y algunas maravillas del territorio italiano: desde el hotel Cipriani en Venecia hasta el Romazzino en la Costa Smeralda de Cerdeña (la última adquisición anunciada recientemente con el hotel Pitrizza bajo la marca Cheval Blanc). Desde la Casa degli Atellani con la Vigna di Leonardo en Milán (un viñedo y ex residencia de Leonardo Da Vinci, de la cual se desconoce el precio ni qué se hará con ella) hasta el hotel Splendido de Portofino.

La privacidad, las impresionantes vistas y el ambiente refinado han seducido al magnate francés, que ha visitado personalmente varias veces este antiguo monasterio del siglo XVI, que, como hotel, ha ayudado a crear el mito de la Dolce Vita. El primer cambio implementado por el Grupo LVMH en el Golfo de Tigullio ha sido la renovación del hotel Splendido Mare, en la piazzetta de Portofino, reactivado en mayo de 2021 con sus 14 encantadoras habitaciones. Los interiores son firmados por el estudio de diseño Festen Architecture, mientras que el restaurante DaV Mare nace de una colaboración con el Grupo Da Vittorio de los hermanos Cerea de Bérgamo.

Este año es el turno del hotel Splendido: un restyling en diferentes fases para la “Gran Dama de la Liguria”, como se le conoce, curado por el despacho de arquitectura Martin Brudnizki Design Studio, que prevé la finalización de la primera parte para junio. Siempre en 2021, Arnault anotó otro golpe con la compra de Villa Beatrice por 50 millones de euros a la familia Costa Ardissone. ¿Qué será de ella? El edificio histórico del siglo XX, diseñado por el arquitecto Gino Coppedè para Attilio Odero, empresario originario de Liguria, está ahora bajo el paciente cuidado de Belmond que, en calidad de “guardián de un patrimonio atemporal”, está evaluando los planes para el futuro.

Luego está el partido de Villa Bonomi Bolchini: hace años Pier Silvio Berlusconi, hijo del más conocido y recientemente fallecido Silvio, vive ahí con su esposa e hijos, pero recientemente ha comprado Villa San Sebastiano a Luca Bassani Antivari (heredero de la familia fundadora de BTicino, notable fabricante de equipamiento eléctrico y electrónica, e inventor de Wally Yachts, hoy parte del Grupo Ferretti Yachts), por una cifra aparentemente cercana a los 20 millones de euros. Así que sigue el desafío: ¿quién tomará el relevo de Pier Silvio? La ubicación es mágica: en la bahía de Paraggi con acceso directo a la playa y mirando al mar a la izquierda.

Los bien informados dicen que también será Bernard Arnault, que, además, en la bahía de Paraggi, tiene más que una liaison. Belmond ha relevado la gestión del legendario Bagni Fiore, desde generaciones templo de la clase alta de Liguria y de Milán y propiedad de Enrico Buonocore, fundador y CEO de los restaurantes Langosteria, (de los cuales el 40% está en manos de Archive, el holding de la familia Ruffini, propietaria de Moncler ). El restaurante, sobra decirlo, lleva el signo de Langosteria.

Que, a su vez, abrió en París en asociación con el hotel de lujo Cheval Blanc Paris. Es decir, con el mismísimo monsieur Arnault: es suyo el Château Cheval Blanc de Burdeos que da origen a uno de los vinos más prestigiosos del mundo. Quizás, paso a paso, Arnault se convierta también en socio de la familia Ruffini. Tout se tient, todo encaja, como dicen los franceses. Y como se susurra entre Portofino y Paraggi.





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