Hablamos con Sari, la popular maestra de TikTok, sobre su libro Historia Chiquita. Los personajes, barrios y recetas que dan color y sabor a México.
En México, como en todo el mundo, tenemos historias pequeñitas que han resultado ser grandes acontecimientos que impactan desde una familia hasta un país entero, o la relación entre dos países, o en usos y costumbres que damos por sentado pero que detrás tienen datos bien curiosos. Sobre este tipo de relatos breves está construido el libro Historia Chiquita. Los personajes, barrios y recetas que dan color y sabor a México (Planeta, 2023), de Sari, una popular maestra que ha sabido difundir contenidos sobre Historia para redes sociales.
Desde su canal de YouTube, sus Instagram stories, sus tuits, sus pódcast o sus videos de Tik Tok, bajo el proyecto digital Historia Chiquita, Sari ha atrapado por años la atención de personas tan curiosas como ella cada que cuenta, pues, una historia chiquita.
“Todo país tiene una historia chiquita”, dicta este libro que incluye anécdotas sabrosas, tiernas y divertidas sobre México. Aquí, Sari desmenuza con humor los secretos mejor guardados que van desde la Conquista hasta los 1980.
Con bellas ilustraciones y recetas de cocina, entre las páginas podemos encontrar la historia de por qué comemos palomitas en el cine (una extraña relación entre un alimento tan barato como el maíz con la crisis del 29 en Estados Unidos), cómo era esa época cuando un oso bailaba en las calles de la colonia Guerrero o cuando una elefanta se escapó del zoológico de Chapultepec y recorrió la gran Ciudad de México.
Por medio de relatos familiares o de anécdotas que alguien, el amigo del tío de una amiga, observó, escuchó, vivió, y que han pasado de sobremesa en sobremesa, Sari cuenta esa gran historia de México que también se cuenta a través de pequeños detalles.
Para saber más de este libro, hablamos con ella en una entrevista:
¿Por qué decidiste estudiar Historia?
Cuando era muy chica, vivía en el Estados de México, en Cuautitlán Izcalli, y mi mamá me dijo que nos íbamos a vivir a la Ciudad de México porque a mi abuelo le habían diagnosticado Alzheimer. Desde entonces he tratado de aprenderme de memoria todas las historias que me cuentan mis abuelos. Mi mamá también tuvo mucho que ver, porque aunque es comunicóloga, estudió una maestría en Historia y luego un doctorado en Arte Contemporáneo, entonces desde muy chica tuve acceso a todo lo relativo al arte.
A ti, ¿qué profesorxs te incentivaron a que te interesara la historia?
Tuve un profe muy bueno del CCH Sur que utilizaba herramientas nemotécnicas para que yo me pudiera acordar de lo que justamente estábamos estudiando, entonces tuvo un papel muy importante en la decisión de si sí estudiar Historia o no. Por la idea de que no iba a conseguir trabajo o una forma de mantenerme… él me animaba mucho, eran tan buen profe que hasta era divertido cuando nos regañaba.
¿Cómo conjugas el dar clases con tus contenidos en redes sociales?
Sigo siendo maestra de Universidad y fui maestra de preparatoria. Era muy gracioso porque mis estudiantes se daban cuenta y yo desarrollaba dos personalidades: la del rey y la de la persona en realidad. Era una en las redes sociales, pero también tenía que ser la que los regañaba, la que les pedía que pusieran atención. Es fascinante que luego me preguntaban si conocía cierto contenido histórico que estaba en las redes sociales, o a veces hasta me daban ideas para hacer contenido para mis redes sociales.
¿Cuál red social te gusta usar más?
Tik Tok, me ayudó mucho con el duelo de la muerte de mi abuela. Comencé a utilizarlo cuando ella estaba enferma y cuando falleció era la única red social que me ayudaba a sobrellevar el dolor. Es la persona más cercana a mí que ha muerto. En segundo lugar me gusta Instagram porque es como un lugar feliz.
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En tu libro hay un hilo conductor que es la familia y las recetas…
Sí, en realidad, cuando hicimos el plan del libro, di todas las ideas de las recetas y las historias y hubo muchas que no cabían u otras que tuvieron que irse más breves, pero que seguramente podré ampliar después.
¿Cuál es tu historia chiquita favorita del libro?
La de por qué comemos palomitas de maíz en el cine, es algo que poca gente se cuestiona. Solemos llegar al cine, comprarlas, comerlas y listo, pero hay una linda historia detrás. Le da contexto a un elemento tan común.
¿Cómo fue la recopilación de las historias para el libro?
Todas estas historias ya las conocía, fueron muchas tardes con mis abuelos —comiendo pastel de almendra y turrón, manzana al horno—, cuando me contaba mi abuela que a su hermano lo habían asesinado, que él no era de aquí; cuando mi abuelo me contaba de Tacubaya y el tranvía… fueron muchos años de convivir con ellos. Algunas de las historias que están ahí vienen de otros familiares. Las fotos del libro me las regaló mi abuela antes de morir y otras las tomé del archivo de la Universidad Iberoamericana, donde trabajo, y de Carlos Villasana que me prestó muchas.
¿Cómo es una clase de Historia contigo?
En presencial y a distancia, a mí me gusta hablar de cosas de la vida cotidiana y relacionarlas con la Historia. Les puedo meter datos de la cultura pop, de películas como Star Wars, Shrek o Valiente en episodios como de historia de Mesopotamia, para que tengan referentes conocidos y puedan comprender mejor esos episodios que pueden ser un tanto tediosos o difíciles de asimilar.
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