El multimillonario negocio del crimen organizado, visto como un vasto fenómeno social, engendra ganancias significativas a nivel global y nacional, fortaleciendo extensas redes delictivas que prosperan con la venta de productos ilícitos. Los mercados ilegales internacionales, cada vez más anónimos y complejos, generan miles de millones de dólares anualmente.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el crimen organizado transnacional aporta entre 1.6 y 2.2 billones de dólares anuales a la economía global, una cifra equiparable al Producto Interno Bruto (PIB) de países de tamaño medio.

Los delitos más lucrativos para el crimen organizado a nivel global incluyen: falsificación, narcotráfico, tala ilegal, trata de personas, minería ilegal, pesca ilegal, tráfico de especies silvestres, robo de petróleo crudo, tráfico ilícito de armas ligeras y tráfico de órganos.

Según la UNODC, hasta 2018, se estimaba que 2.5 millones de personas eran víctimas de la trata de personas en el mundo, con la explotación sexual y laboral liderando los tipos de delitos en México. La trata genera ganancias estimadas en más de 32 mil millones de dólares anuales.

Los grupos delincuenciales obtienen vastas ganancias de actividades como la falsificación, piratería de medicamentos, bienes de consumo y lujo, propiedad intelectual, y la explotación ilegal de recursos naturales, animales salvajes, armas de fuego, órganos humanos, e incluso de patrimonio cultural y artístico.

El multimillonario negocio del crimen organizado en México

La economía ilícita es un reto mayúsculo. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) estima que las ganancias del crimen organizado superan los 32 mil millones de dólares anuales, lo que representa cerca del 3% del PIB nacional, una cifra comparable a industrias legales como la minería y manufactura.

El Índice Global de Crimen Organizado de 2021 posiciona a México como el cuarto país con mayor criminalidad en el mundo y el segundo en América, sólo superado por Colombia. El país obtuvo una calificación de nueve de diez puntos en las categorías de grupos mafiosos y redes criminales, reflejando la penetración del crimen en diversos aspectos de la vida social.

Los orígenes de estos delitos son complejos y multifacéticos, abarcando factores económicos, sociales, políticos e institucionales. Las ganancias de la delincuencia representan un gran desafío para la gobernabilidad y el desarrollo tanto a nivel global como nacional en México.

La delincuencia organizada eleva el gasto público en seguridad y servicios policiales y amenaza las normas de derechos humanos que muchos países se esfuerzan por proteger,  no solo es un desafío para la seguridad y la justicia, sino que también tiene profundas implicancias económicas. Para contrarrestar este fenómeno, es necesario un enfoque multifacético que aborde las raíces económicas, sociales y políticas del problema, con una clara voluntad política y cooperación internacional para desmantelar las redes delictivas y sus fuentes de ingresos.